
TRANSEXUALIDAD EN LA EDAD INFANTIL
A comienzos del presente año 2017, la Asociación de familias de menores transexuales, Chrysallis Euskal Herria, se vio envuelta en una polémica que alcanzó niveles nacionales, e incluso internacionales, después de que una de sus campañas de concienciación fuera duramente criticada. Bajo el lema, “Hay niñas con pene y niños con vulva, así de sencillo”, en carteles que fueron colocados hasta en 150 marquesinas distribuídas por las tres capitales vascas y en el metro de Bilbao, se tenía como objeto sensibilizar a la sociedad sobre esta realidad porque “la tasa de intento de suicidio entre los adultos transexuales a quienes se les negó la identidad en la infancia es del 41%”.
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Pero con un mensaje como ese acompañado de una ilustración donde se muestra a una niña con pene y un niño con vagina desnudos, la controversia estaba servida. No a todo el mundo le gustó y muchas de las pancartas sufrieron pintadas o directamente fueron arrancadas. Es más, se lanzó una contracampaña; El grupo ultracatólico HazteOir condujo por casi toda España un autobús transfóbico con el mensaje: “Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen”.
"Lo empezó a expresar cuando empezó a hablar"
A pesar de que las reacciones negativas a la campaña de Chrysallis hacían daño a sus creadores, esa repercusión hizo que su mensaje cogiera mucha más fuerza y llegara a más gente de la que se creyó en un principio. “Este tipo de cosas han hecho que se hable más de ello”, explica Olatz Marcos, miembro de la Asociación. “Todas las cosas negativas que nos llegaban han servido para que se tome conciencia”.
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Olatz Marcos, aunque es sexóloga de formación, trabaja en el negocio familiar, una zapatería, junto a su marido. Pero además de eso, ofrece su ayuda y todos sus conocimientos a los padres y madres que acuden a Chrysallis Euskal Herria en busca de orientación. Es mamá de dos niñas, una de ellas, la más pequeña, con una característica que le diferencia de su hermana mayor: tiene pene. Cuando nació se pensaron que era chico, pero desde los primeros minutos en los que empezó a expresarse ella ya dejaba claro que era una niña. “Lo empezó a expresar cuando empezó a hablar”, explica convencida su madre.
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"Cuando llegue a la pubertad no querrá que le salga barba"
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Algo de lo que siente miedo Marcos es que su hija sufra cuando entre en la adolescencia y empiece a experimentar cambios en su físico. “Cuando llegue a la pubertad no querrá que le salga barba, igual que a la mayor, e igual que yo no quisiera que me saliera barba”, explica. Pero lo más importante para ella es “vivir feliz y vivir bien con el cuerpo que uno tiene”. Como madre sostiene con firmeza que dejará que su hija haga lo que desee cuando haya llegado el momento de tomar alguna decisión. Le ha enseñado a amarse como es, pero como “es ella la que vive en su cuerpo, tendrá que amar su cuerpo, y si la posibilidad para poder amarlo es a través de una operación, porque esos genitales que ella tiene, que son suyos y que son de mujer, no los vive bien, tendrá que buscar su camino”.